La XXV edición de los Premios Ones Mediterrània, celebrada el viernes 7 de junio por la noche, ha demostrado, una vez más, su carácter reivindicativo y su poder de convocatoria, con el teatro Metropol absolutamente lleno hasta la bandera.
El discurso del presidente de Mediterrània, Ángel Juárez, ha reclamado la creación de un Tribunal penal internacional del medio ambiente y de los Derechos Humanos y ha hecho un llamamiento a favor del inconformismo, a no renunciar nunca a la utopía y mantener siempre la espíritu reivindicativo.
De hecho, los Premios han cumplido un cuarto de siglo reivindicando la justicia social, la protección del medio ambiente y la defensa de los Derechos Humanos y en su 25ª edición, las mujeres han sido grandes protagonistas.
Una de las intervenciones más aplaudidas ha sido la de Irene Villa, para transmitir con su ejemplo «la importancia de vivir sonriendo». Villa sufrió un brutal atentado de ETA cuando era niña, pero eso no le ha impedido llevar una vida plena.
También la periodista mexicana Lydia Cacho, amenazada de muerte ha emocionado al agradecer «estar viva» o María Sánchez, ganadera de sexta generación y poeta, al leer uno de sus poemas acompañada por el guitarrista Diego Cruz, titulado «Carta al padre».
Entre el público, también había antiguos premiados, como el Padre Patera o el coronel sandinista, ya retirado, Bosco Centeno, en representación del ex ministro de Cultura de Nicaragua, Ernesto Cardenal.
El presidente de Mediterrània, Ángel Juárez, no pudo asistir a la gala por problemas de salud y su parlamento inaugural lo leyó, en su nombre, el periodista Adrià Muñoz, amigo suyo muy vinculado a la Fundación.
